Después de comprobarme a mí mismo que realmente era capaz de escribir más que una decena de líneas, me tocó empezar con el desarrollo de la trama y de los personajes.
Me encontraba en ese momento de la vida donde uno se da cuenta de que, probablemente, ya había caminado más tiempo en la Tierra de lo que le quedaba por caminar. Me hacía mil preguntas. Y encontraba pocas respuestas.
Así que, me dio la idea de desarrollar una trama alrededor de un viaje entre un padre y su hijo. Quería centrar el libro en un diálogo entre el optimismo de alguien que tiene toda la vida por delante y el pesimismo de alguien quien, sin necesariamente tener razón, siente que su vida ha quedado atrás.
Quería, a través de ese diálogo, profundizar sobre esa transición entre optimismo y pesimismo que acompaña, en muchos casos, la transición entre la juventud y la vejez.
Sin embargo, al final, por ser mi primer libro, preferí mantener ese tema complejo como base mas no como tema central, sin caer en la complejidad de un estudio psicológico detallado sobre el asunto. Ya conocía el gran tema de mi novela, me faltaba todo el resto …