Acá va un pequeño extracto de “el secreto del niño”. Pero, primero, un poco de contexto !
En uno de los numerosos flashbacks del libro, seguimos al hombre todavía niño y regresando del colegio. Se queda en la puerta de la cocina para observar a su madre…
Allí, vestida con su habitual mandil rosado, su madre estaba cocinando, aunque faltaban todavía horas para la cena. Desde la puerta, se escuchaba el eco de los golpes del cuchillo contra la tabla de madera. De pie, frente al fregadero y mirando sin prestar atención por la larga ventana que daba al jardín, cortaba zanahorias para la sopa de la noche. Porque en su casa, se tomaba sopa cada noche.
Iluminada por la fuerte luz del jardín, su rostro reflejaba una serenidad que solo podía ofrecer una tranquila vida de provincia.
Ninguna arruga había logrado aún perturbar la expresión límpida de su cara. El niño seguía en el marco de la puerta, observándola en silencio. Sus gestos eran lentos y medidos. Tenía toda la tarde para terminar la cena y no había motivo para apresurarse. En su lentitud natural, el niño no veía más que gracia.
Me gusta la paz de esa escena, lejos del caos del presente del hombre… Y a ti, qué te pareció ?