Capítulo 2 : La felicidad
—Deberíamos vivir acá —anunció el hombre, con la voz entrecortada por la falta de aire. Los dos amantes yacían desnudos en la cama. Sábanas y cuerpos entrelazados formaban un extraño Guernica amoroso. Una ligera brisa estival hacía revolotear las cortinas y comenzaba a secar las perlas de sudor que cubrían los dos cuerpos agotados. —Creo que un mes fue suficiente —le contestó ella, con una voz suave, pero con ese tono firme que tienen las…